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Libérate de las personas y hábitos tóxicos



¿Sientes que cada vez que conversas con una amiga te quedas agotado? ¿Suele pasarte que el sólo hecho de pensar en asistir en esa reunión familiar que tienes próximamente te produce tensión o ansiedad? ¿Sientes que tienes hábitos que no te gustan y traen malestar? ¿Crees que últimamente tu pareja o trabajo se ha vuelto tóxico para ti? Este tema produce muchísimo interés y es súper frecuente en las consultas de psicología, tal vez no de forma directa, ya que mucha gente no sabe qué es una persona tóxica, ni como identificarla y, además desconoce qué hay ciertos hábitos que también le son perjudiciales. Es decir, son muy pocas las personas que acuden a consulta reconociendo que su problema es este. Sin embargo, muchas veces, hemos sentido que al tener cerca a esa persona de nuestro entorno (amigo, jefe, compañero de trabajo, familiar…) o simplemente con pensar en ello, nos crea malestar. Pues ¡cuidado! porque es posible que se trate de una persona tóxica. Las personas tóxicas son aquellas personas que te rodean que te dominan y controlan, sin prestar atención a tus necesidades y sentimientos. Están enfocados en sí mismos y no parecen estar interesados en ti en absoluto. Parece que ven a otras personas como herramientas en lugar de seres integrales y autónomos. Puede preguntarse, entonces, «¿Quién podría soportar eso?» Bueno, desafortunadamente, hay personas que lo aguantan, a veces durante años o durante toda su vida.

«Primero creamos nuestros hábitos, luego nuestros hábitos nos hacen a nosotros». ~ Charles C. Noble ~

Y en cuanto a hábitos o patrones de conducta, sucede lo mismo. Nos pueden traer mucho malestar y afectar nuestra salud mental. Las personas pueden concentrarse demasiado en formar buenos hábitos con los que vivir. Intentan hacer ejercicio con regularidad, comer sano y mantener su bienestar general. Si bien es genial formar estos buenos hábitos, sus hábitos tóxicos podrían impedirle el éxito. Los hábitos tóxicos no siempre se ven como crees. No siempre se presentan como una conducta o como patrones de conducta negativa, y mucho menos como una adicción que necesita ser tratada. Hoy, vamos a hablar de las personas tóxicas, cómo identificarlas y qué podemos hacer para liberarnos de ellas. Además, daremos unos consejos para escapar de los hábitos tóxicos.


¿Cómo identificamos a una persona tóxica?

Para desintoxicar nuestras vidas, primero debemos ser capaces de comprender y detectar a una persona con cualidades tóxicas. Hay ciertos rasgos o características que son habituales encontrar en este tipo de personas. Es un listado que no siempre se va a cumplir, pero ¡ojo! porque si una mayoría de ellas sí aparecen en esa persona, ya te puede ayudar a identificar a una persona tóxica.

Las personas tóxicas están en todas partes, pueden esconderse en tu grupo de amigos, tu familia o tu relación romántica.

Vamos a ver algunas características que tienen las personas tóxicas: son personas egocéntricas, narcisistas, inmaduras, suelen ser muy curiosos o cotillas, y además ser muy criticones. A menudo, hablan mal de alguien o de algo que ha pasado, suelen ser negativos, envidiosos y hasta catastrofistas. Suelen ir de víctimas o también de buena persona o bien intencionadas. Cuando estamos ante una persona tóxica, tan solo el hecho de comunicarnos con ella o encontrarnos con esa persona, nos provoca emociones desagradables. ¡Esta es la clave para identificarlas! Es posible que no sepamos muy bien por qué ocurre esto, pero lo que sí está claro es que no nos sentimos tranquilos en su compañía. Su presencia nos incomoda, nos cohíbe, no nos mostramos 100% naturales ante ellos, y en la mayoría de las ocasiones preferiríamos no interactuar con ellos.


¿Qué impacto tiene sobre nuestras vidas una persona tóxica?

Las personas tóxicas hacen mucho daño a nivel emocional. En general, las consecuencias se dan en diferentes áreas de la vida. Pero sin duda, lo que más se ve afectada es nuestra autoestima y autoconcepto. Las personas tóxicas no suelen valorar los logros de los demás, llegando incluso a menospreciarlos. Por ejemplo, si te acaban de contratar en un nuevo empleo pueden usar frases como: “te han cogido porque no hay gente y menos que acepte ese sueldo”. Suelen aislarte de tu entorno, criticar a tu familia y amigos, sólo te quieren para cubrir sus necesidades e intereses. Te sientes utilizado, que no le importas, que no te quiere. Y la lista sería mucho más larga aún, porque depende de la relación con esa persona tóxica. Se trata de gente tóxica que potencian nuestras debilidades o dificultades y nos llenan de miedos, culpa, remordimiento, frustraciones, y nos hipotecan nuestro presente y futuro.


¿Y si la persona tóxica es tu madre o tu padre?

En mi consulta de psicología la mayoría / lamentablemente muchos de mis pacientes llegan a esta conclusión. Es más común de lo que parece y es muy duro de asimilar. Cuando se llega a esta conclusión es gracias a un gran trabajo de autoconocimiento y análisis que hemos hecho durante las sesiones de psicología. Después de la perplejidad y el asombro, pasan a sentirse profundamente afectados y desconcertados ante esta conclusión. Como una pequeña conclusión a la que solemos llegar es que Hay que darse cuenta de que el problema es interno, no externo. No podemos cambiar a la persona tóxica, hemos de cambiar cómo afrontamos esa relación tóxica. Y siempre les digo que es una buena noticia, ya que es mucho más fácil cambiarnos a nosotros mismos que ir cambiando a la gente. Esto les resulta esperanzador a muchos de ellos.

“El cambio es una puerta que sólo puede abrirse desde dentro” Terry Neill.


Uno de los errores más frecuentes es esperar a que el otro cambie, a que el otro se dé cuenta de mi malestar y que modifique su conducta o su manera de comportarse con nosotros. Pero eso no va a ocurrir, además, esta manera de afrontar el problema hará que nos cree mucho dolor de forma pasiva o sumisa. Para gestionar esas situaciones hay muchas variables a tener en cuenta. Primero es conocer el contexto de la relación. No es lo mismo que tus padres sean mayores, estén enfermos, que sólo tengas a uno de ellos, vivas con ellos, vivas lejos, hay que conocer sus circunstancias, la educación que ellos recibieron, sus vivencias… Después, hay que decidir qué tipo de relación queremos tener y mantener, para luego comenzar a funcionar en coherencia con nuestros valores y prioridades. Aquí es necesario trabajar mucho nuestra autoestima, autoconfianza, auto-respeto, es fundamental ajustar expectativas a la realidad, gestionar nuestras emociones, aprender a decir que no, a gestionar el conflicto, tomar decisiones, comunicarnos con asertividad…

En algunos casos, Y por supuesto, cuando la relación tiene un alto nivel de toxicidad, es decir, tiene un poder destructor se valora con firmeza y determinación realizar un distanciamiento físico y emocional de esa persona tóxica. Pero esto también requiere de un proceso de fortalecimiento, de un trabajo terapéutico para la búsqueda de bienestar emocional.


Libérate de los hábitos tóxicos

Hemos hablado de las personas tóxicas y las relaciones, pero también se pueden dar hábitos tóxicos en nuestras vidas que también nos generan malestar. Cuando hablamos de hábitos tóxicos nos referimos también a determinadas conductas, gestos, automatismos que nos hacen sentir que perdemos el control, ya sea con nuestro tiempo o voluntad y nos crean malestar (tristeza, decepción, rabia, ansiedad, estrés). Lo que yo suelo llamar como circulo vicioso. Uno de los hábitos tóxicos más frecuentes en consulta es al síndrome FOMO. El acrónimo FOMO es el miedo a no estar actualizado y perderse algo, quien lo padece suele ser consciente de la absoluta pérdida de tiempo que es pasarse horas y horas mirando las redes sociales. Otro hábito tóxico es llevarme el móvil a la cama, levantarme y lo primero que hago es coger el móvil etc., este tipo de acciones generan un fuerte impacto en nuestra planificación diaria. Pero a la vez, nos hace sentir culpables o ansiosos por no poder desconectarnos y nos lleva a aplazar tareas o no hacerlas. Esto tiene un impacto / consecuencias muy negativas en nuestras vidas.


Consejos para liberarnos de las personas y hábitos tóxicos

  1. IDENTIFICARLO. Haz un análisis de las emociones que te generan o despiertan, porque ellas nos dicen algo, son mensajeras. Escucharlas, sin miedo.

  2. CUIDA DE TI. Sólo tú puedes crear tu vida, mediante tus propias decisiones, con tus grandes aciertos y errores. Nadie, ninguna persona, ni familiar, amigo, compañero de trabajo, jefe, puede atentar contra tu estabilidad mental, física y emocional. Y en caso de un padre o una madre, hermano, es importante tener en cuenta, que por duro que parezca a nivel emocional, puede hacerte más daño que un amigo o conocido. Ya que hay un nivel de cercanía o de vinculación mayor. Muchas veces sin intención o con supuestas buenas intenciones.

  3. RECONDUCE LO QUE TE MOLESTA. Intentar reconducir aquello que te molesta o quita el sueño, mediante algún tipo de gestión, conversación, pacto, negociación. Por ejemplo; establecer de mutuo acuerdo el no hablar de ciertos temas. “Prefiero no hablemos de este tema porque pensamos diferente y deseo disfrutar de esta tarde/encuentro familiar.”

  4. TOMA DISTANCIA. Tomar distancia o cortar, separarse de esa relación. A veces lo mejor que podemos hacer por el bien de la relación es tomar distancia, teniendo en cuenta el nivel de intensidad, estado emocional o fortaleza mental que tengamos en ese momento.

  5. PLAN DE ACCIÓN. En cuanto a hábitos, lo ideal es desaprender, que cuesta más que aprender cosas nuevas. Poner un plan de acción, e intentar deshinibir ciertas conductas y micro-gestos. Aprender a autorregularnos y controlarnos es clave para nuestra vida. Es una verdadera victoria.

Todos tenemos hábitos poco saludables. Identificarlos y trabajar para eliminarlos puede mejorar dramáticamente la calidad de nuestra vida. Puede llevar tiempo introducir cambios, pero si lo hace con atención y se concentra en los beneficios, sentirá menos resistencia y estará dispuesto a cambiar para mejor. Piensa en una montaña, al subir la cuesta; cuesta, da pereza, inseguridad, miedo; sin embargo al llegar a la cima te sientes triunfador, fuerte, orgulloso…y luego la bajada es sumamente reconfortante y placentera. Es importante recordar siempre que no es la sangre la que crea y por el cual se mantiene un vínculo sano, sino el respeto, la confianza, el apoyo, el sentimiento de protección y compromiso, el amor incondicional. Alejarte de amigos o familiares tóxicos que no te aportan nada, al contrario, te hacen sentir tensión, malestar, y otros sentimientos que atentan contra tu salud. Aquí, nuevamente serán de gran utilidad tener en cuenta nuestra escala de valores como guía o como base para generar cambios y buscar nuestra estabilidad y bienestar emocional.

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